domingo, 6 de septiembre de 2009

LA MUJER QUE ESCRIBÍA NOVELAS DE AMOR

LA MUJER QUE ESCRIBÍA NOVELAS DE AMOR

Corín Tellado ha sido la persona que más libros ha vendido en este mundo. Después de Cervantes fue la más leída en español. Se puede mirar en las enciclopedias y en el libro Guiness. No hay nadie, ni siquiera ella, que se sepa de memoria los 4.000 títulos que ha publicado. Sin embargo, los mandarines de la cultura nunca la nombraban. Tal vez porque fuera mujer o tal vez porque escribiese de amor.
Por las calles de España y de toda América del Sur muchos suspiraban con los libros de Corín, con esas pasiones de fuego y esa forma de amar que sólo se entiende en las canciones. Muchas niñas llevaron con honra el nombre de sus heroínas, que sus madres les pusieron para que fueran tan valientes y dichosas como las protagonistas de las novelas.
Sin embargo, Corín Tellado, la reina de los romances, confesaba, sin demasiada pena, que esas pasiones nunca las había vivido. De amor poco vio en su vida. Su padre enfermó cuando ella era una niña y casi no tuvo tiempo de saber cómo eran juntas las personas que le dieron vida. Por el patio de su casa oía gritos ahogados. Veía a sus vecinas con los ojos amoratados y los huesos doloridos. Y todo el mundo lo sabía. Cuando iban a comprar al mercado el marido decía: ‘Deme una guadaña’. La mujer decía: ‘Pero, Pepe, ¿para qué queremos otra guadaña?’. El marido decía: ‘Deme dos guadañas’. Y de camino a casa la mujer se iba llevando empujones, y ya en casa sentía el dolor intenso del cinturón en sus costillas. Así, como a los animales, se les enseñaba a obedecer.
Corín escribía mientras la lluvia de su tierra natal, incesante, golpeaba los cristales de su ventana. Y era ese ruido lo único que le traía a la realidad. Porque todo lo demás era un sueño. Soñaba ella y soñaban sus lectores, tan lejos como estaban.
Corín Tellado, la gran escritora de la pasión, esperaba con ansia que al fin llegara la ley del divorcio.

Leticia Sanchez, escritora secreta por Duego Medrano


jueves, 13 de agosto de 2009

El mar llama a la ventana

EL MAR LLAMA A LA VENTANA


Como otros tantos días de aquel verano, se encontró la habitación llena de agua. El cuarto estaba empapado, se habían mojado todos los enseres, la ropa, los relojes. Se detuvo el tiempo con la humedad.
Los pasos por la habitación encharcada sonaban como si estuviese pisando ranas. Sonrió pensando que tal vez se encontrara con una sirena. Tal vez, al fin, un poco de buena suerte, que ya iba siendo hora. Sudamérica no tenía buena suerte con sus políticos, ni Elizabeth Taylor con sus maridos, por no hablar de Carlos Saínz y sus coches, así que no veía por qué no le iba a tocar a él un poco… Pues no, el pequeño maremoto no dejó en su cuarto ningún ser mitológico.
Achicar agua, limpiar los objetos, secar las ropas, llorar por las hojas perdidas. Ya se sabía la lección. Veranear al lado del mar cuesta un precio, como todo, pero ya era la quinta vez en un mes que se le inundaba la habitación. Tal vez, demasiada mala suerte, tal vez. En la bahía había cuatro casas separadas con una distancia prudencial, pero el mar sólo golpeaba la suya. Parecía que las olas se levantaban para entrar furiosamente en su cuarto. Abrían la ventana de un golpe y la habitación se llenaba de espuma. Su ex mujer le repetía continuamente que era un paranoico, un loco, que no sabía afrontar sus problemas y que refugiarse de ellos comprándose una casa en un pueblo costero abandonado de la mano de Dios no era ninguna solución. Mala suerte, siempre la maldita mala suerte.
A él le gustaba el olor a salitre cuando se despertaba. Por las noches se sentaba en el porche releyendo libros que en su juventud le habían gustado, como si en ese gesto resucitase a aquel que fue. Mientras leía escuchaba el sonido del mar, en el que, de vez en cuando, creía distinguir voces de mujer que parecían llamarle. Le gustaba más aquella alucinación que el verdadero rugido de las olas. Así se sentía menos solo.
Cuando hacía mal tiempo, cuando se producían aquellos días tristes que entorpecían el verano, se acercaba hasta la playa para disfrutar de la soledad de la arena mientras llueve. Eran los pequeños lujos de vivir junto al agua ... Aún así, odiaba profundamente que el mar atacara su casa como si ésta fuera una presa fácil. Maldita mala suerte.
Al caer la tarde, cansado de tanto guardar, limpiar, tirar..., se sentó en la silla de madera mojada y encendió un cigarro. Traigamos el fuego entre el agua, pensó. Una vez satisfecho, cuando tiró la colilla al suelo empapado apagándola, y decidió continuar con la tarea, se dio cuenta de que el armario del fondo se movía, el mueble parecía tener espasmos, la puerta estaba un poco abierta., ¡Dios, otra vez la paranoia!, se lamentó… al ver que los golpes seguían y seguían, no pudo reprimir su curiosidad, y chapoteando con los pies, se acercó lentamente… Al abrir del todo el armario, casi se muere del infarto al descubrir una enorme y plateada cola de pescado, un ombligo, unos ojos humanos, una boca sonriendo, unos pechos cubiertos de dos conchas bajo los que latía un corazón loco de contento.
-Al fin conseguí entrar-dijo ella.

domingo, 5 de julio de 2009

LA HUELLA INDELEBLE

No es un muñeco de nieve ni un hombre de papel. Ni siquiera un polichinela o una sombra de humo con sombrero y gafas negras. Tiene el aspecto del Hombre Invisible que creó H.G. Wells, cubierto de vendas blancas para poder ser visto por el resto de las personas.
Michael Jackson era un niño pequeño con piel de chocolate y pelo africano que bailaba por los estudios de la Motown. Al crecer consiguió vender 50 millones de copias de un solo disco, inventó cómo se caminaba sobre la luna sin moverse del suelo y cantó a amantes, a razas, a malos y a mundos que había que socorrer. Fue la única persona que llevó con elegancia los calcetines blancos, la única a la que nadie le reprochaba que se le hubiera olvidado un guante y consiguió que sus estrafalarias casacas se convirtieran en un signo de distinción.
Quiso ser Peter Pan, compró los derechos de las canciones de los Beatles, se casó con la hija de Elvis Presley y, junto con los de rey del rock, sus movimientos de cadera han sido los más imitados en todo el planeta. Dicen que Dios escribe los mejores guiones y ningún guionista, por bueno que sea, tuvo y tendrá la imaginación suficiente para crear a alguien como Michael Jackson.
Arruinado y deshecho, sabiendo que nadie le ha arrebatado aún el trono, se presentó en Londres en una rueda de prensa a la que llegó hora y media tarde. Bajo la lluvia inglesa millares de seguidores llevaban días esperándole. Apenas habló durante tres minutos. Dijo que haría una serie de conciertos en Londres y ni siquiera quedó claro que eran los últimos que hacía en su vida o los últimos que hacía en la ciudad. Sin embargo, sus fans se sintieron bendecidos por haberlo visto aunque fuera de una forma fugaz. Pero fugaz no es su estrella. Michael Jackson, como los amores inolvidables, es una huella indeleble. Por muchos intentos que, sin querer, él mismo halla tenido de borrarse.

INSTRUCCIONES PARA DEJAR DE LEER

INSTRUCCIONES PARA DEJAR DE LEER


Lo primero, y más necesario, para conseguir este fin, es lograr apartarse de los libros. Puede parecer fácil, pero no se equivoque: esos artefactos son peligrosos. En su casa debe desalojar todas sus estanterías de libros; hágalo sin piedad, que no quede ni uno, porque si tan sólo uno quedase tal vez éste sea suficiente para volver a pecar. No mire el hueco increíble que queda en sus paredes, no piense que en cierta forma le han arrancado algo, no ceda ni por un momento a la tentación de pensar que con ellos se ha deshecho de cierta parte de su vida que sólo esos libros contaban. Y si considera que su casa se ha quedado vacía, algo así como sin alma o, aún peor, si sin esos libros usted se siente solo, entonces deberá de llenar todas sus estanterías de esas absurdas figuritas de recuerdo que los amigos nos traen de los viajes.
Huya de las librerías. Ni por un momento mire los escaparates. No cometa el error de creerse fuerte y entrar a una a guarecerse en un día de lluvia. No pasee por sus pasillos, no se sienta acompañado, no coja ningún libro, no huela el intenso aroma del papel impreso, no manosee sus páginas, no se deje conquistar por un título, no consienta que el nombre de un autor que usted conoce y ama le atrape. Sobre todo jamás le dé la vuelta a un libro y mire la contraportada, no vaya a ser que la historia que allí cuenta le seduzca, o piense que la ha vivido, o quiera que a usted le pase. Bajo ningún concepto debe hablar nunca con un librero; usan armas poderosas para convencerle. Son seres peligrosos.
Rechace las bibliotecas. Da igual cuántas mañanas de su infancia pasó allí, cuántos problemas resolvió entre sus anaqueles, cuántas veces fue fascinado por estos edificios donde resguardamos los sueños. Hágase el fuerte y no se deje engañar por su hermosura. Si siente tentaciones de entrar, dé media vuelta, métase en una gran superficie y compre media docena de croquetas congeladas y dos películas de artes marciales.
Afronte los viajes solo, no se lleve con usted un libro para aguantar el trayecto en metro o en tren. Si se aburre, silbe o haga calceta. No se deje atrapar por un libro en su salón una tarde de domingo, ni muchísimo menos tenga uno en la mesilla para las noches de insomnio. Es importante que siga con precisión estas orientaciones, que elimine la curiosidad, que espante usted solo la tristeza. De otra forma, sería imposible cumplir con este cometido.
Lo segundo que tenemos que hacer es aprender a vivir sin las palabras. Si no entiende algo, bajo ningún concepto puede recurrir a un diccionario. Hágase el listo, o sea sincero y quédese tonto. Los diccionarios son el principio del fin. Jamás recurra por tanto a una enciclopedia, ni a un manual de instrucciones, ni a un atlas, ni busque las noticias en los periódicos, ni lea las felicitaciones que le envían por Navidad, ni los mensajes que les dejan sus hijos escritos en dibujos y colgados con imanes en la nevera. Si empieza a perderse en las conversaciones, a no entender el mundo y las personas que le aman comienzan a mirarle extraño y dicen que estar junto a usted es como estar al lado de un reloj de pared, entonces es que vamos por buen camino.
Lo tercero que tenemos que hacer es deshacernos de las historias. No mire nunca atrás, no sepa lo que otros vivieron, compórtese como si usted fuera el primer habitante de la tierra. No intente encontrar otros amores para saber si se parecen al suyo. No busque esas palabras que le dicen a otro pero que usted sabe, intuye o cree, que de alguna forma también son suyas. No quiera conocer otros mundos que no sea el que va desde la esquina a su casa, no viaje sin tren, deje a su mente en un rincón sedentario y tranquilo. No imagine, no fantasee, jamás sienta la tentación de asomarse a un balcón desde donde pueda ver dragones. Y por favor, por favor, esto es importante: no sueñe.
Y si un día, un día cualquiera, comienza a notar que vida se le va estrechando, que se le va haciendo tan pequeña que casi le cabe en el bolsillo, enhorabuena; habrá cumplido su cometido.

martes, 30 de junio de 2009

La joven ovetense Leticia Sánchez gana el IX Premio Emilio Alarcos de novela con la obra Los libros lucioernaga

El Comercio Digital
28 Enero 2009

Oviedo

La joven ovetense Leticia Sánchez gana el IX Premio Emilio Alarcos de novela con la obra Los libros lucioernaga


Leticia Sánchez. / JESÚS DÍAZ

Los miembros del jurado se reunieron ayer. / J. D.

Las emociones no se contienen, «se sienten», y eso es lo que hizo ayer la joven escritora ovetense Leticia Sánchez Ruiz. Era la primera vez que se presentaba a un concurso de novela y lo hacía con su única obra, 'Los libros luciérnaga'. Por ello, la sorpresa fue mayúscula. Tras conocer el fallo del jurado de la IX edición del Premio Internacional de Novela Emilio Alarcos Llorach, el teléfono de Sánchez no dejó de sonar.
«Abrumada, feliz, sorprendida y muy contenta por las buenas palabras del jurado». Así, se sentía la ovetense. «Además, el premio es en mi ciudad, no podía ser mejor», añadió.
Los concursos no son una novedad para Sánchez, de 28 años, que el 2004 ganó el premio Letrada Literaria de Novela Corta con su relato 'La mar llama a la ventana', publicado por EL COMERCIO. Licenciada en Ciencias de la Información y en Filología Hispánica, en 2007 recibió una subvención de la Consejería de Cultura. Con ella escribió su triunfadora novela.
El libro une el amor, la aventura y la cotidianidad en tres historias con personajes independientes. Discurre en el año 2007 y el nexo que vincula a los protagonistas es el incendio de una biblioteca en los años 40. «Es una historia bastante compleja porque se desarrolla en distintos tiempos y distintos lugares. Tardé un año y medio en escribirla», explicó la escritora. Su segunda novela ya está en camino y, asegura, también la presentará a certámenes de este tipo.
El Centro Asturiano de Oviedo convoca anualmente el galardón, que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo y de la Caja Rural de Asturias. Este año se presentaron novelas de de distintos países de habla hispana. Está dotado con 18.000 euros, que se entregarán durante las fiestas de Nuestra Señora de Covadonga que club de campo celebrada en el mes de septiembre.
El jurado que ayer otorgó el galardón a Sánchez estaba formado por su presidenta, Josefina Martínez Álvarez de Alarcos, catedrática de Lengua Española en la Universidad de Oviedo y viuda de Emilio Alarcos, además de Juan de Lillo Cuadrado, periodista y escritor asturiano. Asimismo, formaban parte del tribunal los escritores y miembros de la Real Academia de la Lengua José María Merino Sánchez y Luis Mateo Díez, y el profesor emérito de la Universidad de Oviedo, José María Martínez Cachero.

http://www.elcomerciodigital.com/oviedo/20090128/oviedo/joven-ovetense-leticia-sanchez-20090128.html

Leticia Sánchez Ruiz, ganadora de la IX edición del Premio Internacional “Emilio Alarcos Llorach” de novela.

Blog de la AEN

6 Marzo 2009 a 14:42 · Archivado en Noticias

Leticia Sánchez Ruiz, ganadora de la IX edición del Premio Internacional “Emilio Alarcos Llorach” de novela.

Leticia Sánchez Ruiz, periodista, ha sido la ganadora de la IX edición del Premio Internacional Emilio Alarcos Llorach de Novela, con la obra Los libros luciérnaga.
Este premio está organizado cada año por el Centro Asturiano de Oviedo y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo y la Caja Rural de Asturias. Tiene una dotación económica de 18.000 euros.
Los libros luciérnaga es la primera obra de esta autora y fue editado en el 2008 con una subvención del Principado de Asturias (denominada Ayudas a la creacción literaria) que se convocan anualmente.
El jurado que otorgó el galardón a Sánchez estaba formado por su presidenta, Josefina Martínez Álvarez de Alarcos, catedrática de Lengua Española en la Universidad de Oviedo y viuda de Emilio Alarcos, además de Juan de Lillo Cuadrado, periodista y escritor asturiano. Asimismo, formaban parte del tribunal los escritores y miembros de la Real Academia de la Lengua José María Merino Sánchez y Luis Mateo Díez, y el profesor emérito de la Universidad de Oviedo, José María Martínez Cachero.
El jurado declaró que le otorgaban el premio por su calidad narrativa y su capacidad de “fabular”.
La joven escritora ha dicho que se sentía «feliz, abrumada y contenta por las buenas palabras del jurado».
El libro une el amor, la aventura y la cotidianidad en tres historias con personajes independientes. Discurre en el año 2007 y el nexo que vincula a los protagonistas es el incendio de una biblioteca en los años 40. «Es una historia bastante compleja porque se desarrolla en distintos tiempos y distintos lugares. Tardé un año y medio en escribirla», explicó la joven escritora.
Para la AEN es una alegría y un orgullo puesto que Leticia ha estado en la asociación desde sus comienzos como socia, autora novel y colaborando como periodista.

http://escritoresnoveles.wordpress.com/2009/03/06/leticia-sanchez-ruiz-ganadora-de-la-ix-edicion-del-premio-internacional-emilio-alarcos-llorach-de-novela/

Leticia Sánchez Ruiz ganadora del IX Premio Internacional de Novela 'Emilio Alarcos Llorach'

La Hora de Asturias
27 de Enero de 2009

Leticia Sánchez Ruiz ganadora del IX Premio Internacional de Novela 'Emilio Alarcos Llorach'
La joven ovetense Leticia Sánchez Ruiz con su obra 'Los Libros Luciérnaga', ha sido la ganadora del IX Premio Internacional de Novela 'Emilio Alarcos Llorach', dotado con una cantidad de 18.000 euros y convocado por el Centro Asturiano de Oviedo, en colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad y Caja Rural de Asturias.
La autora, colaboradora de 'La Hora de Asturias', contó para la realización de la novela con una subvención del Fomento a la Creación Literaria de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias.
El talento y creatividad de la joven asturiana fue reconocido por un jurado formado por Josefina Martínez Álvarez de Alarcos; Juan de Lillo Cuadrado; Luís Mateo Díez; José María Merino Sánchez y José María Martínez Cachero, En un certamen al que concurrieron una gran cantidad de novelas provenientes de distintos países de habla hispana.



http://www.lahoradeasturias.com/index.php?id_ed=00000090&id_not=0000009953

Una novela "brillante" sobre Oviedo gana el Emilio Alarcos

LA VOZ DE ASTURIAS
GALARDON LITERARIO.

28/01/2009 AINHOA PALACIO

Una novela "brillante" sobre Oviedo gana el Emilio Alarcos

Una novela "compleja, valiente, brillante, de memoria y sentimientos, que no es estríctamente realista, de muy buena escritura y centrada en Oviedo" ha sido la ganadora de la novena edición del Premio Internacional de Novela Emilio Alarcos. Los libros luciérnaga es el primer trabajo de Leticia Sánchez Ruiz, periodista y escritora novel que además es socia del Centro Asturiano desde que nació, del que su abuelo fue presidente en los años 60.
La opinión del jurado --compuesto por Josefina Martínez, Juan de Lillo, Luis Mateo, José María Merino y José María Martínez Cachero-- fue unánime y la ópera prima de la joven ovetense se impuso al resto de finalistas desde el comienzo, de hecho Luis Mateo y Juan de Lillo confesaron que "la traíamos como favorita" . Esta novena edición del premio contó con 58 obras a concurso.
Para Josefina Martínez la elección de la ganadora coincide con una de las premisas del concurso literario recordando una de las características de Alarcos, "capaz de descubrir y poner en valor a escritores olvidados o desconocidos, como es el caso". Martínez auguró "mucho futuro" a la escritora de "una historia compleja, dividida en tres niveles: uno que habla de una ciudad que es Oviedo, una historia de amor que se desarrolla en Inglaterra y un mundo rural". Mateo, por su parte, habló de "una novela de sorprendente madurez, con título misterioso y un libro de los que rompen ciclos de desgracias". Lillo destacó el personaje "de un proge del 68" y un relato "brillantemente resuelto en algunos momentos". Martínez Cachero la añadió "a la lista de novelas sobre Oviedo" por los lugares reconocibles, el Campillín, Las Pelayas, Marqués de Gaztañaga, el Conservatorio... Martínez dijo en el 11 aniversario de la muerte del lingüista, que a Alarcos, por cómo y fabula su autora "le hubiera gustado mucho".

Leticia Sánchez GANADORA DEL PREMIO : "Algunos días quería tirarla por la ventana"

LA VOZ DE ASTURIAS
28/01/2009 A. PALACIO

ENTREVISTA.
Leticia Sánchez GANADORA DEL PREMIO : "Algunos días quería tirarla por la ventana"

Esta noticia pertenece a la edición en papel.
Leticia Sánchez Ruiz, periodista, ovetense y ganadora de la novena edición del Premio Emilio Alarcos de Novela "jamás" pensó que su novela, Los libros luciérnaga , pudiese proclamarse vencedora de un certamen tan prestigioso como el que organiza desde hace nueve años el Centro Asturiano. Y sin embargo, su narrativa y capacidad de "fabular" han conquistado al jurado.

-- El jurado coincide en destacar la complejidad de la trama.

-- Es complicada, arranca con un incendio de una biblioteca en los años 40 y tiene tres historias muy diferentes. Una de amor, otra de una búsqueda y otra, cómo decirlo, de un hombre triste de esos revolucionarios que terminan montando un bar.

-- Le resultó difícil escribirla?

-- Sí, tuve problemas ambientándola y por la complejidad de la estructura algunos días me apetecía tirarla por la ventana. Para ser mi primera novela lo pasé mal.

-- Y es éste su primer premio?

-- No, En 2004 uno de mis relatos cortos ganó el Premio Tétrada Literaria.

-- Pone algo suyo en los personajes? Son reales?

-- Son totalmente inventados. Están muy deformados, como hacer una foto de un cuadro de Picasso... Son distintos, con muchos sentimientos también diferentes.

-- Y muchos.

-- Sí, hay seis principales y secundarios, haciendo recuento, salen casi 50. Pero ellos son los verdaderos protagonistas. La gran mayoría son gente de 60 años. Hay poca gente de mi edad (28) y se nota que son otra generación.

-- Qué le parece la opinión del jurado de su novela?

-- Estoy abrumada. Que el mayor experto en Clarín y La Regenta (Martínez Cachero) la considere "una novela más sobre Oviedo" es increíble. Nunca pensé que pudiera ganarlo, la verdad.

-- A quién lee?

-- Soy una lectora voraz. Me gustan los escritores sudamericanos, Julio Cortázar, Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero, Borges.

-- Y ya tiene otro libro en mente?

-- De hecho, ya estoy escribiendo. No se parece en nada a éste, tiene una estructura más sencilla y una sola historia.

-- Qué hará con los 18.000 euros del premio?

-- Ahorrar todo lo que pueda y quizá irme a Nueva York.

http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=472286

Leticia Sánchez: «Más de una vez, mientras la escribía, pensé en tirar la novela por la ventana»

La Nueva España

Miércoles 28 de enero de 2009

«Más de una vez, mientras la escribía, pensé en tirar la novela por la ventana»


Leticia Sánchez, ayer, en el club de campo del Naranco. jesús farpón

LETICIA SÁNCHEZ RUIZ Escritora. Ganadora del IX Premio internacional de novela «Emilio Alarcos Llorach»David ORIHUELA

-¿Qué es «Los libros luciérnaga»?

-Es una novela con tres historias muy distintas. Una historia de amor, otra de búsqueda y otra de uno de esos hombres tristes que quieren hacer la revolución y acaban poniendo un bar.

-¿De dónde surge la idea?

-De dos reportajes que hice la misma semana. Uno sobre la biblioteca de la Universidad de Oviedo, que se quemó en la Revolución del 34, y otro sobre las librerías de viejo. Me pareció muy atrayente la imagen de una biblioteca ardiendo.

-¿Son por tanto reales las tres historias que se entrelazan en la novela?

-No, son pura imaginación, al igual que los personajes. Hay seis principales y alrededor de medio centenar secundarios. Sí que hay alguno real, pero los traté como si coges una foto y lo conviertes en un cuadro de Picasso.

-Luis Mateo Díez, uno de los grandes creadores de espacios de la literatura española y miembro del jurado, ha destacado su capacidad para crear el escenario de la novela, y José María Martínez Cachero, emérito de la Universidad de Oviedo, ha dicho que su obra se une a la larga y excelente lista de novelas sobre Oviedo.

-Estoy abrumada. Cuando Luis Mateo me cogió la mano y me dio las gracias por haberle hecho pasar tan buenos ratos leyendo mi novela, no sabía qué decir.

-El jurado valoró mucho la compleja estructura de su novela, con tres historias independientes que al parecer resuelve muy bien al final.

-Me costó mucho. Es una estructura muy compleja y más de una vez tuve la tentación de tirar la novela por la ventana.

-También ha sorprendido su juventud, 28 años.

-Es que muchos de los personajes de la novela tienen más de 60 años.

-¿Ha leído mucho antes de escribir su primera novela?

-Soy una lectora voraz pero no encuentro ninguna referencia directa que atribuirle a esta novela.

-¿Y a qué autores devora?

-Eduardo Galeano, Cortázar, Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero, Borges...

-¿Qué hará con los 18.000 euros del premio?

-Ahorrarlo, es una buena bolsa de oxígeno para poder seguir escribiendo sin tener que trabajar 12 horas al día. Aunque siempre he tenido la espinita de conocer Nueva York.

-¿Cómo se escribe una novela trabajando 12 horas al día?

-Escribiendo cuando tienes tiempo, en ratos libres. Como trabajo en casa...


http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009012800_31_720192__Oviedo-mientras-escribia-pense-tirar-novela-ventana

La joven periodista ovetense Leticia Sánchez gana el premio «Alarcos» de novela

La Nueva España

Miércoles 28 de enero de 2009

La joven periodista ovetense Leticia Sánchez gana el premio «Alarcos» de novela

EL jurado califica «Los libros luciérnaga», que se desarrolla en Oviedo, de obra «compleja, enigmática y muy ambiciosa»


Luis Mateo Díez, Josefina Martínez, Alfredo Canteli y Fernando Martínez, de izquierda a derecha en primera fila. Detrás, Baldomero Argüelles, José María Martínez Cachero, José María Merino, Noemí del Truébano y Juan de Lillo. jesús farpón
La joven periodista ovetense Leticia Sánchez Ruiz fue galardonada ayer con el premio internacional de novela «Emilio Alarcos Llorach», en su novena edición, por su obra «Los libros luciérnaga». El premio lo convoca el Centro Asturiano con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo y Caja Rural. El jurado estuvo compuesto por Josefina Martínez, catedrática de Lengua Española de la Universidad de Oviedo y viuda de Alarcos; Juan de Lillo, periodista y escritor; los escritores y académicos Luis Mateo Díez y José María Merino; y el profesor emérito de la Universidad de Oviedo José María Martínez Cachero. Premiaron la obra de Sánchez por tratarse de una novela «enigmática, compleja y ambiciosa», en palabras de Merino. Josefina Martínez, emocionada al coincidir ayer el fallo del jurado con el decimoprimer aniversario del fallecimiento de Emilio Alarcos, explicó que «todos los escritores noveles optan por la novela histórica o la novela negra, y en este caso no es así», lo que aplaudió. Los miembros del jurado se mostraron muy gratamente sorprendidos al abrir la plica y ver que la autora tiene tan sólo 28 años. Todos señalaron la capacidad de la joven periodista ovetense para hacer de su primera obra una novela de madurez. La autora, que escribió el libro con la ayuda de una beca de la Consejería de Educación al fomento de la creación literaria, verá su novela editada y se embolsará 18.000 euros.
David ORIHUELA
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009012800_31_720193__Oviedo-joven-periodista-ovetense-Leticia-Sanchez-gana-premio-Alarcos-novela

sábado, 13 de junio de 2009

OTROS VENDRÁN

En las calles, sentados a la puerta de sus casas en una triste silla y escuchándole por la radio. O en los salones, en la intimidad, soplando sobre los discos para quitarles el polvo y volverlos a poner. Suena Carlos Gardel en cualquier parte de la memoria y del alma. Y al escucharle (bastón en mano, copa en mano, corazón en lo alto) muchos dicen: cada día canta mejor. Lo más curioso es que es cierto.
Jesús Manuel Martínez, el ganador del XV Premio Internacional de Ensayo Jovellanos por su biografía sobre Salvador Allende, dijo que con el ex presidente de Chile sucedía un poco lo mismo que con Gardel: Allende cada día habla mejor.
Y tal vez su discurso, cada día, sea más necesario.
En medio de todos aquellos jóvenes que querían cambiar el mundo, llegó Salvador Allende, mayor, clásico, masón, vestido de traje. Al principio, desde luego, miraron con desconfianza a aquel hombre que parecía sacado del siglo XIX y que prometía llevar a Chile al futuro. Convencido como estaba de la democracia, enemigo como era de la revolución y la sangre, consiguió logros que otros no lograron alcanzar sin las armas: la reforma agraria, la nacionalización del cobre, derechos civiles para las mujeres… Allá iba con sus gruesas gafas, sus modales de galán, sus saberes de médico.
Pero hay cosas que no se perdonan.
Antes de que los militares entraran en el Palacio de la Moneda, antes de que él mismo se disparara una bala que destrozaría el hermoso laberinto de su cabeza, antes de todo eso, Allende habló por la radio cuando ya se sabía cadáver, y les dijo a los chilenos: “superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición puede imponerse”. Otros vendrán, pensaba Allende, porque así estamos hechos los humanos: para buscar la libertad y esa búsqueda es imparable. Otros vendrán, porque no podemos sobrevivir en la injusticia, porque nos iremos levantando, porque irán naciendo nuevos que también querrán ser libres, porque somos imbatibles, porque nadie nos engaña; porque con inteligencia y diálogo, con corazón y cabeza, con compasión y razonamiento abriremos las alamedas. Otros hombres y mujeres vendrán. Pero ¿han venido ya esas personas? ¿Somos nosotros? ¿Lo somos?

lunes, 8 de junio de 2009

EL HOMBRE QUE VENDÍA LÁMPARAS Y VOLABA EN UNA COMETA

Gilbert Garcin tenía una tienda de lámparas en Marsella. Le enseñaba a sus clientas los colores de las pantallas y cómo se prendía la luz. Después de cuarenta años trabajando, un día monsieur Garcin pensó que ya era suficiente, echó el cierre a su tienda y apagó todas las lámparas. Con sus pasos pequeños y su pelo ya como la nieve, fue hasta su casa, desempolvó la cámar fotográfica que guardaba en la mesita y se transformó en un genio.
Gilbert Garcin se convirtió en un joven artista de 78 años y en el más moderno de Francia. Las galerías y los museos se pelean para que el viejo lamparero cuelgue sus fotografías en sus paredes. Sus fotos parecen pintadas por Magritte o escritas por Paul Eluard. Mitad Chaplin, mitad Jaques Tati, Garcin se pone delante de la cámara, vuelve el mundo en blanco y negro y se fotografía sentado en un sol gigante hecho de hierro, o dentro de un vaso puesto boca abajo, o mirándose en un espejo en el que se ve un laberinto, o subido a una escalera pintando las rocas, o arrodillado intentando enderezar las líenas de un pentagrama. Y en todas ellas, invariablemente, sale vestido con el viejo gabán de su abuelo.
Gilbert Garcin decidió fotografiarse siempre a él mismo, ya que no conocía a otro modelo que estuviera disponible las 24 horas del día. Porque las ideas le despiertan en medio de la noche, le pinchan en la almohada y hacen que se levante en pijama a crear, sin tener ninguna compasión por el anciano. Su mujer se da la vuelta en la cama y maldice a las musas que encontraron a su marido en la vejez y que a ella no al dejan dormir. A modo de recompensa, Garcin también saca a su esposa en las fotografías. Como en esa en la que los dos vuelan por encima de la playa atados con hilos como si fueran una cometa.
Este peculiar fotógrafo no entiende de tecnologías y se sienta en su escritorio a crear mundos con pegamento y tijeras. Ha tenido que venir un octogenario a enseñarles a los jóvenes artistas qué es ser realmente moderno. Precisamente un hombre que, antes de jubilarse, no había hecho más fotografías que las de sus vacaciones y las de las comuniones de sus nietos. Monsieur Garcin, aquel gris comerciante, un día apagó la luz de su negocio y echó a volar.

jueves, 5 de marzo de 2009

AUNQUE NO LO SEPAS, AQUÍ DENTRO PASAMOS JUNTOS MUCHAS TARDES

A veces, cuando hacemos un viaje, en el mismo trayecto nos vamos imaginando todo lo que vamos a ver. Nos vemos a nosotros mismos sobre la torre Eiffel, y casi ya sabemos cómo es París desde el cielo, cuánto vértigo nos da, cómo se nos agita el corazón. Ya conocemos las conversaciones que tendremos con las personas que vamos a conocer, ya conocemos a esas personas, ya les hemos cogido cariño y ellas a nosotros. Tenemos en la boca el sabor de las lasañas romanas y del curri de Nueva Delhi; conocemos la tristeza de las calles de Lisboa, la humedad de Amsterdam, el bullicio de Nueva York. Y todo eso sin salir aún del tren. Solemos llegar a los sitios con más fotografías en nuestra mente de las que nos llevamos en nuestros carretes de regreso a casa cuando el viaje ya ha acabado. De alguna forma, para siempre en nuestra memoria, conviven en nosotros estos dos viajes: el que hicimos y el que soñábamos con hacer.
Algo parecido nos ocurre con el amor. Cuántas veces les cogimos de la mano y paseamos por los parques, y dormimos en habitaciones sin ventanas, y fumamos cigarrillos en la madrugada, y bailamos en las calles. Cuántas veces nos imaginábamos haciendo todas estas cosas con ellos cuando todavía no nos querían y se dedicaban a saludarnos distraídamente. Por eso, en algunas ocasiones, al pasar con ellos por delante de un café en el que realmente nunca entramos, señalamos el cartel y decimos: “Aunque no lo sepas, aquí dentro pasamos juntos muchas tardes”. También conviven en nosotros estas dos historias de amor: las que vivimos secretamente a su lado y las verdaderas.
Nadie nos puede quitar la felicidad de haber soñado. Porque, cuando de repente y sin avis, todo eso se cumple, la alegría, la inmensa alegría, siempre es doble.