miércoles, 24 de febrero de 2010

EL MUNDO AL REVÉS DE JOSEPHINE BAKER

Josephine Baker nació mujer, negra y pobre, y algunos dicen que nació bailando, que es la alegría que les queda a los que vienen a este mundo sin nada. Antes de que pudiera pestañear, su padre abandonó a su madre y a ella, y así pudo pronto comprender que los hombres eran prescindibles.

Desde niña tuvo que trabajar limpiando, arando, desgastándose las manos en cualquier cosa que pudiera para conseguir el pan que le daba fuerzas para bailar. Porque secretamente ése era el sueño de Josephine: que el mundo la viera trotando sobre unos zapatos de baile. Como siempre había trabajado y tenido su propio dinero, el hombre le parecía únicamente un artefacto para amar. Y así lo hizo durante toda su vida.

Al principio la rechazaron en muchos cabarets por fea y por oscura, pero Josephine sabía que tenía unos pies resplandecientes. Y pasito a pasito, un día se pusieron a brillar.

La Diosa de Ébano viajó a París y en aquel mundo recatado salió al escenario únicamente vestida con un cinturón de plátanos. Entonces se borró la torre Eiffel y el Arco del Triunfo, porque la capital francesa solo podía pensar en los centímetros de piel que a la americana negra no le tapaba su cinto de bananas. Pero no sólo la amaban los hombres. Las parisinas enloquecieron de libertad y empezaron a untarse cremas para hacer su piel más oscura. Josephine reía con sus dientes de marfil: al fin había implantado el mundo al revés.

Baker era la prohibida, el jazz era su música y bailaba lo que Bessie Smith cantaba: que algún día triunfarían las mujeres, los negros y los pobres.

Josephine volvió a Estados Unidos un día de lluvia, y en un primer momento pensó que el agua había nublado la vista a sus compatriotas. Pero nada tenían que ver las gotas, sino los prejuicios. Los americanos no perdonaron el mundo al revés que ella predicaba. Y sin embargo Josephine, no se cansó de bailar y bailar, hasta que se fue durmiendo poquito a poco, dejando huérfano un mundo al que había tratado de darle la vuelta.

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