miércoles, 24 de febrero de 2010

INSTRUCCIONES PARA NO OLVIDAR A ALGUIEN

Lo primero que debemos hacer es elegir a qué persona no queremos olvidar. Ha de ser una, sola y exclusiva, si no esta práctica perdería su efecto.

Una vez elegida, por los motivos que sea, lo segundo que se debe hacer es grabar bien el aspecto de esa persona en nuestra mente. Iremos despacio, para que no nos podamos equivocar, ya que ésta es una técnica muy precisa. Se empieza por el pelo, se sigue por el rostro, luego va el torso, los brazos, las manos, los dedos, las uñas. En este momento se respira, se descansa, se asimila, y seguimos. Luego empezamos a memorizar la curva de la cadera, las piernas, los tobillos, los pies, los dedos, las uñas. Una vez realizado este proceso, debemos de llevar esta fotografía siempre colgada de nuestra sien.

Lo tercero que debemos hacer es memorizar y asimilar sus manías, sus gustos y sus gestos. Debemos guardar en nuestra mente qué es lo que no le gusta ver desordenado, a dónde odia llegar tarde, en qué lado de la cama duerme, qué música escucha cuando se siente triste, cuál cuando está alegre, qué suele leer cuando se va a la cama, cómo se aparta el pelo cuando le cae por los ojos o cómo camina con los brazos separados del cuerpo. Estos no son más que unos ejemplos que, aunque no se deben de seguir al pie de la letra, sí han de servirnos de guía. Una vez memorizados sus manías, sus gustos y sus gestos, debemos de buscarlos en todas las personas que encontremos en nuestra vida: en nuestros familiares, amigos, en la gente que nos crucemos por la calle, en los personajes de una película, un libro o una canción. En resumen, debemos de buscar a esa persona en todas las demás personas del mundo, sea cual sea su procedencia o su relación con nosotros. Al principio ésta es una práctica costosa, pero con el tiempo se podrá llegar a hacer de forma mecánica.

Lo cuarto, y último que debemos hacer, es entender que esa persona no está y que probablemente nunca estará con nosotros. Y hemos de conseguir que este sentimiento nos dé tanta desesperación como sentir un gusano en las entrañas o haber perdido un mapa sin el que no podemos encontrar el camino. Los medios que se utilicen para alcanzar este sentimiento se dejan a elección del sujeto.

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